El país se encuentra a la vanguardia en cuanto a soluciones Blockchain, una tecnología fascinante que crece fuerte en el mundo de los negocios y las finanzas. Desde Koibanx dieron a Ámbito perspectivas del crecimiento del sector.
Por último, la ONG Bitcoin Argentina es la primera asociación civil para el desarrollo de la comunidad “bitcoiner” que se creó en Latam y de las primeras a nivel mundial. La ONG agrupa emprendedores, ideas, es fuente de consulta para regulaciones y trabaja fuertemente en la educación, etc.
En Argentina hay mucho talento y lamentablemente la condición socio-económica siempre nos ha empujado a buscar alternativas para salir adelante.La adopción de estas tecnologías es un fiel reflejo de ello.
P.: ¿Crees que el mundo de las criptomonedas y Blockchain tienen potencial para revolucionar las finanzas a nivel mundial?
L.E.: Sin duda. Bitcoin surge en el año 2009, tras la última gran crisis económica de la moneda que se usa como patrón mundial. ¿Casualidad o causalidad? Lamentablemente nunca lo sabremos a ciencia cierta, pero me inclino por pensar que no es casualidad.
Hoy el mundo entero basa su economía en el dólar, en la confianza que tenemos en el gobierno americano, o ni siquiera, en la confianza que tenemos en que todos los actores macro-económicos mundiales sigan consumiendo, abasteciendo y confiando en Estados Unidos. Esto es frágil, la historia lo demostró varias veces ya.
Pensar en la aparición de una tecnología que permita transferencias de valor con la facilidad y costos de Internet, que por definición tenga un modelo económico matemático deflacionario, que a pesar de ser digital es 100% transparente y en más de 10 años de historia nunca ha logrado ser hackeado o adulterado y que no depende de ninguna persona, país o estado, es definitivamente un síntoma que el mundo de las finanzas se va a revolucionar.
P.: ¿Falta reglamentación en el país y el mundo para que crezca la implementación de Blockchain?
L.E.: Los reguladores muchas veces cometen el error de regular tecnologías, en lugar de regular usos y sus principios. El regulador debe enfocarse en crear regulaciones que no se vean obsoletas con el paso del tiempo, o al menos no de manera tan asidua. La tecnología inevitablemente avanza a una velocidad diferente, lo que debemos prever es cómo regular usos independientemente de la tecnología que empleen. El marco regulatorio debe contemplar principalmente dos cosas.
En primer lugar, efectuar el debido análisis de costo-beneficio que se busca impulsar con las políticas públicas. Las leyes no son otra cosa que el conjunto de incentivos y castigos que buscamos promover en nuestra sociedad.
En un contexto en donde surge una tecnología que permite mejorar situaciones de intercambio y de manejo de valor en sus distintas formas, haciéndolo accesible para mayor cantidad de gente, ¿qué decisión deberíamos tomar como regulador? ¿Limitarla por no cumplir con formas legales que fueron pensadas antes de que siquiera Internet fuera un fenómeno socialmente aceptado? El segundo punto que precisamos desde nuestro marco regulatorio es certeza jurídica.
Si esta tecnología nos permite resolver un montón de los problemas financieros con los que nos encontramos hoy en día, pero no hay conocimiento claro y seguro sobre las consecuencias de utilizarla (penal, fiscal y comercial) o si el mismo cambia a gusto del regulador de turno, tampoco podremos explotar los beneficios que estas tecnologías traen consigo.
En términos generales no creo que haga falta más regulación, con excepción de alguna cuestión muy específica, sino una manifestación clara que brinde certeza sobre cómo debe ser enmarcada e interpretada esta tecnología a la legislación existente.
P.: ¿En qué otros sectores le augurás buenas posibilidades al Blockchain?
L.E.: Blockchain agrega mucho valor en industrias y procesos donde exista un intercambio de valor. Estos intercambios pueden darse en forma de dinero, documentos, activos, información, etc. Tradicionalmente como sociedad le hemos otorgado roles (y hasta pagado por tenerlos) a terceros para que garanticen dichos intercambios. Que actúen como generadores de confianza (Bancos, aseguradoras, el Estado, escribanos, etc).
Si nosotros como usuarios, o mismo estos generadores de confianza, tuvieran una tecnología que les permitiera validar dichos intercambios de manera más transparente, segura, programable y con un mayor grado de privacidad veo entonces un terreno de aplicación muy fértil. Esto es lo que Blockchain trae a la mesa. Blockchain es una tecnología que impacta de manera positiva múltiples industrias (el campo, el estado, los bancos, las finanzas, las aseguradoras, la certificación digital, etc).
P.: ¿Cómo ves el panorama de las cotizaciones de las criptomonedas?
L.E.: Lo veo poco relevante. Existe una correlación muy curiosa entre el precio de las criptomonedas y la atención que el público les da. Al hacer un paralelismo entre la evolución histórica del precio del Bitcoin (la criptomoneda con más historia y mayor mercado) se puede apreciar una correlación directa perfecta en el precio con la cantidad de veces que los usuarios buscan “Bitcoin” en Google.
Bitcoin es un fenómeno que representa valores y fundamentos que sin duda harán que en algún futuro se convierta en uno de los activos/tecnologías/”monedas” más valiosos del planeta. Los que estamos en esto hace un par de años todos coincidimos en ellos.
Sin embargo, hoy me gustaría que el público se dejara de enfocar en el precio y le prestara atención a la cantidad de cosas que se están construyendo en la región y mismo en el país como por ejemplo Tarjeta Naranja habiendo ya implementado un primer desarrollo sobre la tecnología, la mesa de innovación del BCRA y el Fintech Task Force de la CNV tratando crypto como uno de sus ejes centrales, la publicación del boletín oficial siendo notarizada en Blockchain, la primera operación de Comex entre Argentina y Paraguay usando Bitcoin mediante Bitex, el hecho de que existen más 10 empresas reconocidas a nivel mundial en Argentina, que somos la 5° comunidad a nivel mundial en cantidad y nivel de gente involucrada.
Argentina tiene la posibilidad de hacer punta en una de las tecnologías más prometedoras del futuro. Si logramos materializar todo esto, el precio será una consecuencia natural casi sin buscarla.